El sector de servicios se enfrenta diariamente a desafíos cada vez mayores. Clientes más exigentes, necesidad de rutinas flexibles, rápida adaptación a los cambios. Es necesario solucionar problemas en el menor tiempo posible y, además, incrementar la competitividad.

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En este escenario, la tecnología juega un papel primordial, ya que simplifica los procesos y brinda a los profesionales del área la capacidad de superar las expectativas con altísimo desempeño y máxima calidad. Esto significa que invertir en estos recursos y desarrollar proyectos transparentes se ha vuelto cada vez más imprescindible para los proveedores de servicios y puede incluso definir entre la continuidad o extinción de un negocio.

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La personalización, la adaptación y la memoria ya no son nuevas. Ya existen varias innovaciones que reducen los costos operativos, aumentan la eficiencia de la infraestructura y los recursos humanos, además de, por supuesto, optimizar la experiencia para los consumidores finales, pero solo algunas de ellas pueden romper los estándares y, de hecho, ser disruptivas.